miércoles, 12 de diciembre de 2012

lunes, 3 de diciembre de 2012

EL QUINTO PODER - I. RAMONET

http://monde-diplomatique.es/2003/10/ramonet.html

LE MONDE diplomatique - edición española




El quinto poder

Ignacio Ramonet

La prensa y los medios de comunicación han sido, durante largos decenios, en el marco democrático, un recurso de los ciudadanos contra el abuso de los poderes. En efecto, los tres poderes tradicionales -legislativo, ejecutivo y judicial- pueden fallar, confundirse y cometer errores. Mucho más frecuentemente, por supuesto, en los Estados autoritarios y dictatoriales, donde el poder político es el principal responsable de todas las violaciones a los derechos humanos y de todas las censuras contra las libertades.
Pero en los países democráticos también pueden cometerse graves abusos, aunque las leyes sean votadas democráticamente, los gobiernos surjan del sufragio universal y la justicia -en teoría- sea independiente del ejecutivo. Puede ocurrir, por ejemplo, que ésta condene a un inocente (¡cómo olvidar el caso Dreyfus en Francia!); que el Parlamento vote leyes discriminatorias para ciertos sectores de la población (como ha sucedido en Estados Unidos, durante más de un siglo, respecto de los afro-estadounidenses, y sucede actualmente respecto de los oriundos de países musulmanes, en virtud de la “Patriot Act”); que los gobiernos implementen políticas cuyas consecuencias resultarán funestas para todo un sector de la sociedad (como sucede, en la actualidad, en numerosos países europeos, respecto de los inmigrantes “indocumentados”).
En un contexto democrático semejante, los periodistas y los medios de comunicación a menudo han considerado un deber prioritario denunciar dichas violaciones a los derechos. A veces, lo han pagado muy caro: atentados, “desapariciones”, asesinatos, como aún ocurre en Colombia, Guatemala, Turquía, Pakistán, Filipinas, y en otros lugares. Por esta razón durante mucho tiempo se ha hablado del “cuarto poder”. Ese “cuarto poder” era, en definitiva, gracias al sentido cívico de los medios de comunicación y al coraje de valientes periodistas, aquel del que disponían los ciudadanos para criticar, rechazar, enfrentar, democráticamente, decisiones ilegales que pudieran ser inicuas, injustas, e incluso criminales contra personas inocentes. Era, como se ha dicho a menudo, la voz de los sin-voz.
Desde hace una quincena de años, a medida que se aceleraba la mundialización liberal, este “cuarto poder” fue vaciándose de sentido, perdiendo poco a poco su función esencial de contrapoder. Esta evidencia se impone al estudiar de cerca el funcionamiento de la globalización, al observar cómo llegó a su auge un nuevo tipo de capitalismo, ya no simplemente industrial sino predominantemente financiero, en suma, un capitalismo de la especulación. En esta etapa de la mundialización, asistimos a un brutal enfrentamiento entre el mercado y el Estado, el sector privado y los servicios públicos, el individuo y la sociedad, lo íntimo y lo colectivo, el egoísmo y la solidaridad.
El verdadero poder es actualmente detentado por un conjunto de grupos económicos planetarios y de empresas globales cuyo peso en los negocios del mundo resulta a veces más importante que el de los gobiernos y los Estados. Ellos son los “nuevos amos del mundo” que se reúnen cada año en Davos, en el marco del Foro Económico Mundial, e inspiran las políticas de la gran Trinidad globalizadora: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio.
Es en este marco geoeconómico donde se ha producido una metamorfosis decisiva en el campo de los medios de comunicación masiva, en el corazón mismo de su textura industrial.
Los medios masivos de comunicación (emisoras de radio, prensa escrita, canales de televisión, internet) tienden cada vez más a agruparse en el seno de inmensas estructuras para conformar grupos mediáticos con vocación mundial. Empresas gigantes como News Corps, Viacom, AOL Time Warner, General Electric, Microsoft, Bertelsmann, United Global Com, Disney, Telefónica, RTL Group, France Telecom, etc., tienen ahora nuevas posibilidades de expansión debido a los cambios tecnológicos. La “revolución digital” ha derribado las fronteras que antes separaban las tres formas tradicionales de la comunicación: sonido, escritura, imagen. Permitió el surgimiento y el auge de internet, que representa una cuarta manera de comunicar, una nueva forma de expresarse, de informarse, de distraerse.
Desde entonces, las empresas mediáticas se ven tentadas de conformar “grupos” para reunir en su seno a todos los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio, televisión), pero además a todas las actividades de lo que podríamos denominar los sectores de la cultura de masas, de la comunicación y la información. Estas tres esferas antes eran autónomas: por un lado, la cultura de masas con su lógica comercial, sus creaciones populares, sus objetivos esencialmente mercantiles; por el otro, la comunicación, en el sentido publicitario, el marketing, la propaganda, la retórica de la persuasión; y finalmente, la información con sus agencias de noticias, los boletines de radio o televisión, la prensa, los canales de información continua, en suma, el universo de todos los periodismos.
Estas tres esferas, antes tan diferentes, se imbricaron poco a poco para constituir una sola y única esfera ciclópea en cuyo seno resulta cada vez más difícil distinguir las actividades concernientes a la cultura de masas, la comunicación o la información (1). Por añadidura, estas empresas mediáticas gigantes, estos productores en cadena de símbolos multiplican la difusión de mensajes de todo tipo, donde se entremezclan televisión, dibujos animados, cine, videojuegos, CD musicales, DVD, edición, ciudades temáticas estilo Disneylandia, espectáculos deportivos, etc.
En otras palabras, los grupos mediáticos poseen de ahora en adelante dos nuevas características: primeramente, se ocupan de todo lo concerniente a la escritura, de todo lo concerniente a la imagen, de todo lo concerniente al sonido, y difunden esto mediante los canales más diversos (prensa escrita, radio, televisión hertziana, por cable o satelital, vía internet y a través de todo tipo de redes digitales). Segunda característica: estos grupos son mundiales, planetarios, globales, y no solamente nacionales o locales.
En 1940, en una célebre película, Orson Welles arremetía contra el “superpoder” de Citizen Kane (en realidad, el magnate de la prensa de comienzos del siglo XX, William Randolph Hearst). Sin embargo, comparado con el de los grandes grupos mundiales de hoy, el poder de Kane era insignificante. Propietario de algunos periódicos en un solo país, Kane disponía de un poder ínfimo (sin por ello carecer de eficacia a nivel local o nacional (2)) en comparación con los archipoderes de los megagrupos mediáticos de nuestro tiempo.
Estas megaempresas contemporáneas, mediante mecanismos de concentración, se apoderan de los sectores mediáticos más diversos en numerosos países, en todos los continentes, y se convierten de esta manera, por su peso económico y su importancia ideológica, en los principales actores de la mundialización liberal. Al haberse convertido la comunicación (extendida a la informática, la electrónica y la telefonía) en la industria pesada de nuestro tiempo, estos grandes grupos pretenden ampliar su dimensión a través de incesantes adquisiciones y presionan a los gobiernos para que anulen las leyes que limitan las concentraciones o impiden la constitución de monopolios o duopolios (3).
La mundialización es también la mundialización de los medios de comunicación masiva, de la comunicación y de la información. Preocupados sobre todo por la preservación de su gigantismo, que los obliga a cortejar a los otros poderes, estos grandes grupos ya no se proponen, como objetivo cívico, ser un “cuarto poder” ni denunciar los abusos contra el derecho, ni corregir las disfunciones de la democracia para pulir y perfeccionar el sistema político. Tampoco desean ya erigirse en “cuarto poder” y, menos aun, actuar como un contrapoder.
Si, llegado el caso, constituyeran un “cuarto poder”, éste se sumaría a los demás poderes existentes -político y económico- para aplastar a su turno, como poder suplementario, como poder mediático, a los ciudadanos.
La cuestión cívica que se nos plantea de ahora en adelante es la siguiente: ¿cómo reaccionar? ¿Cómo defenderse? ¿Cómo resistir a la ofensiva de este nuevo poder que, de alguna manera, ha traicionado a los ciudadanos y se ha pasado con todos sus bártulos al enemigo?.
Es necesario, simplemente, crear un “quinto poder”. Un “quinto poder” que nos permita oponer una fuerza cívica ciudadana a la nueva coalición dominante. Un “quinto poder” cuya función sería denunciar el superpoder de los medios de comunicación, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización liberal. Esos medios de comunicación que, en determinadas circunstancias, no sólo dejan de defender a los ciudadanos, sino que a veces actúan en contra del pueblo en su conjunto. Tal como lo comprobamos en Venezuela.
En este país latinoamericano donde la oposición política fue derrotada en 1998 en elecciones libres, plurales y democráticas, los principales grupos de prensa, radio y televisión han desatado una verdadera guerra mediática contra la legitimidad del presidente Hugo Chávez (4). Mientras que éste y su gobierno se mantienen respetuosos al marco democrático, los medios de comunicación, en manos de un puñado de privilegiados, continúan utilizando toda la artillería de las manipulaciones, las mentiras y el lavado de cerebro para tratar de intoxicar la mente de la gente (5). En esta guerra ideológica, han abandonado por completo la función de “cuarto poder”; pretenden desesperadamente defender los privilegios de una casta y se oponen a toda reforma social y a toda distribución un poco más justa de la inmensa riqueza nacional (ver artículo de Maurice Lemoine, páginas 16-17).
El caso venezolano es paradigmático de la nueva situación internacional en la cual grupos mediáticos enfurecidos asumen abiertamente su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido, y su nuevo estatuto de poder antipopular y anticiudadano. Estos grandes grupos no sólo se asumen como poder mediático, constituyen sobre todo el brazo ideológico de la mundialización, y su función es contener las reivindicaciones populares que tratan de adueñarse del poder político (como logró hacerlo, democráticamente, en Italia, Silvio Berlusconi, dueño del principal grupo de comunicación trasalpino).
La “guerra sucia mediática” librada en Venezuela contra el presidente Hugo Chávez es la réplica exacta de lo que hizo, de 1970 a 1973, el periódico El Mercurio (6) en Chile contra el gobierno democrático del presidente Salvador Allende, hasta empujar a los militares al golpe de Estado. Campañas semejantes, donde los medios de comunicación pretenden destruir la democracia, podrían reproducirse mañana en Ecuador, Brasil o Argentina contra toda reforma legal que intente modificar la jerarquía social y la desigualdad de la riqueza. Al poder de la oligarquía tradicional y al de los típicos reaccionarios, se suman actualmente los poderes mediáticos. Juntos -¡y en nombre de la libertad de expresión!- atacan los programas que defienden los intereses de la mayoría de la población. Tal es la fachada mediática de la globalización. Revela de la forma más clara, más evidente y más caricaturesca la ideología de la mundialización liberal.
Medios de comunicación masiva y mundialización liberal están íntimamente ligados. Por eso, es urgente desarrollar una reflexión sobre la manera en que los ciudadanos pueden exigir a los grandes medios de comunicación mayor ética, verdad, respeto a una deontología que permita a los periodistas actuar en función de su conciencia y no en función de los intereses de los grupos, las empresas y los patrones que los emplean.
En la nueva guerra ideológica que impone la mundialización, los medios de comunicación son utilizados como un arma de combate. La información, debido a su explosión, su multiplicación, su sobreabundancia, se encuentra literalmente contaminada, envenenada por todo tipo de mentiras, por los rumores, las deformaciones, las distorsiones, las manipulaciones.
Se produce en este campo lo ocurrido con la alimentación. Durante mucho tiempo, el alimento fue escaso y aún lo es en numerosos lugares del mundo. Pero cuando gracias a las revoluciones agrícolas los campos comenzaron a producir en sobreabundancia, particularmente en los países de Europa occidental o de América del Norte, se observó que numerosos alimentos estaban contaminados, envenenados por pesticidas, que provocaban enfermedades, causaban infecciones, generaban cánceres y todo tipo de problemas de salud, llegando incluso a producir pánico en las masas como el mal de la “vaca loca”. En suma, antes uno podía morirse de hambre, ahora uno puede morirse por haber comido alimentos contaminados...
Con la información, sucede lo mismo. Históricamente, ha sido muy escasa. Incluso actualmente, en los países dictatoriales, no existe información fiable, completa, de calidad. En cambio, en los Estados democráticos, desborda por todas partes. Nos asfixia. Empédocles decía que el mundo estaba constituido por la combinación de cuatro elementos: aire, agua, tierra, fuego. La información se ha vuelto tan abundante que constituye, de alguna manera, el quinto elemento de nuestro mundo globalizado.
Pero al mismo tiempo, uno comprueba que, al igual que el alimento, la información está contaminada. Nos envenena la mente, nos contamina el cerebro, nos manipula, nos intoxica, intenta instilar en nuestro inconsciente ideas que no son las nuestras. Por eso, es necesario elaborar lo que podría denominarse una “ecología de la información”. Con el fin de limpiar, separar la información de la “marea negra” de las mentiras, cuya magnitud ha podido medirse, una vez más, durante la reciente invasión a Irak (7). Es necesario descontaminar la información. Así como han podido obtenerse alimentos “bio”, a priori menos contaminados que los demás, debería obtenerse una suerte de información “bio”. Los ciudadanos deben movilizarse para exigir que los medios de comunicación pertenecientes a los grandes grupos globales respeten la verdad, porque sólo la búsqueda de la verdad constituye en definitiva la legitimidad de la información.
Por eso, hemos propuesto la creación del Observatorio Internacional de Medios de Comunicación (en inglés: Media Watch Global). Para disponer finalmente de un arma cívica, pacífica, que los ciudadanos podrán utilizar con el fin de oponerse al nuevo superpoder de los grandes medios de comunicación masiva. Este observatorio es una expresión del movimiento social planetario reunido en Porto Alegre (Brasil). En plena ofensiva de la globalización liberal, expresa la preocupación de todos los ciudadanos ante la nueva arrogancia de las industrias gigantes de la comunicación.
Los grandes medios de comunicación privilegian sus intereses particulares en detrimento del interés general y confunden su propia libertad con la libertad de empresa, considerada la primera de las libertades. Pero la libertad de empresa no puede, en ningún caso, prevalecer sobre el derecho de los ciudadanos a una información rigurosa y verificada ni servir de pretexto a la difusión consciente de informaciones falsas o difamaciones.
La libertad de los medios de comunicación es sólo la extensión de la libertad colectiva de expresión, fundamento de la democracia. Como tal, no puede ser confiscada por un grupo de poderosos. Implica, por añadidura, una “responsabilidad social” y, en consecuencia, su ejercicio debe estar, en última instancia, bajo el control responsable de la sociedad. Es esta convicción la que nos ha llevado a proponer la creación del Observatorio Internacional de Medios de Comunicación, Media Watch Global. Porque los medios de comunicación son actualmente el único poder sin contrapoder, y se genera así un desequilibrio perjudicial para la democracia.
La fuerza de esta asociación es ante todo moral: reprende basándose en la ética y sanciona las faltas de honestidad mediática a través de informes y estudios que elabora, publica y difunde.
El Observatorio Internacional de Medios de Comunicación constituye un contrapeso indispensable para el exceso de poder de los grandes grupos mediáticos que imponen, en materia de información, una sola lógica -la del mercado- y una única ideología, el pensamiento neoliberal. Esta asociación internacional desea ejercer una responsabilidad colectiva, en nombre del interés superior de la sociedad y del derecho de los ciudadanos a estar bien informados. Al respecto, considera de una importancia primordial los desafíos de la próxima Cumbre Mundial sobre la Información que tendrá lugar en diciembre próximo, en Ginebra (8). Propone además prevenir a la sociedad contra las manipulaciones mediáticas que, como epidemias, se han multiplicado estos últimos años.
El Observatorio reúne tres tipos de miembros, que disponen de idénticos derechos: 1) periodistas profesionales u ocasionales, en actividad o jubilados, de todos los medios de comunicación, centrales o alternativos; 2) universitarios e investigadores de todas las disciplinas, y particularmente especialistas en medios de comunicación, porque la Universidad, en el contexto actual, es uno de los pocos lugares parcialmente protegidos contra las ambiciones totalitarias del mercado; 3) usuarios de los medios de comunicación, ciudadanos comunes y personalidades reconocidas por su estatura moral...
Los sistemas actuales de regulación de los medios de comunicación son en todas partes insatisfactorios. Al ser la información un bien común, su calidad no podría estar garantizada por organizaciones integradas exclusivamente por periodistas, a menudo vinculados a intereses corporativos. Los códigos deontológicos de cada empresa mediática -cuando existen- se revelan a menudo poco aptos para sancionar y corregir los desvíos, los ocultamientos y las censuras. Es indispensable que la deontología y la ética de la información sean definidas y defendidas por una instancia imparcial, creíble, independiente y objetiva, en cuyo seno los universitarios tengan un papel decisivo.
La función de los “ombudsmen” o mediadores, que fue útil en los años 1980 y 1990, está actualmente mercantilizada, desvalorizada y degradada. Es a menudo un instrumento de las empresas, responde a imperativos de imagen y constituye una coartada barata para reforzar artificialmente la credibilidad de los medios.
Uno de los derechos más preciados del ser humano es el de comunicar libremente su pensamiento y sus opiniones. Ninguna ley debe restringir arbitrariamente la libertad de expresión o de prensa. Pero las empresas mediáticas no pueden ejercerla sino bajo la condición de no infringir otros derechos tan sagrados como el de que todo ciudadano pueda acceder a una información no contaminada. Al abrigo de la libertad de expresión, las empresas mediáticas no deben poder difundir informaciones falsas, ni realizar campañas de propaganda ideológica, u otras manipulaciones.
El Observatorio Internacional de Medios de Comunicación considera que la libertad absoluta de los medios de comunicación, reclamada a viva voz por los dueños de los grandes grupos de comunicación mundiales, no podría ejercerse a costa de la libertad de todos los ciudadanos. Estos grandes grupos deben saber de ahora en adelante que acaba de nacer un contrapoder, con la vocación de reunir a todos aquellos que se reconocen en el movimiento social planetario y que luchan contra la confiscación del derecho de expresión. Periodistas, universitarios, militantes de asociaciones, lectores de diarios, oyentes de radios, telespectadores, usuarios de internet, todos se unen para forjar un arma colectiva de debate y de acción democrática. Los globalizadores habían declarado que el siglo XXI sería el de las empresas globales; la asociación Media Watch Global afirma que será el siglo en el que la comunicación y la información pertenecerán finalmente a todos los ciudadanos.

NOTAS:

(1) Ignacio Ramonet, La tiranía de la comunicación, Madrid, Temas de Debate, 1998; y Propagandas silenciosas, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2001.
(2) Véase, por ejemplo, en Italia, la superpotencia mediática del grupo Fininvest de Silvio Berlusconi, o en Francia, la de los grupos Lagardère o Dassault.
(3) Presionada por los grandes grupos mediáticos estadounidenses, la Federal Communications Commission (FCC) de Estados Unidos autorizó, el 4 de junio de 2003, la flexibilización de los límites a la concentración: una empresa podría controlar hasta el 45% de la audiencia nacional (contra el 35%, en la actualidad). La decisión debía entrar en vigor el 4 de septiembre último, pero debido a que algunos ven en ella “una grave amenaza para la democracia”, fue suspendida por la Corte Suprema.
(4) Ignacio Ramonet,“El crimen perfecto”, Le Monde diplomatique, edición española, junio de 2002.
(5) Maurice Lemoine, “Laboratorios de la mentira en Venezuela”, Le Monde diplomatique, edición española, agosto de 2002.
(6) Y muchos otros medios de comunicación, como La Tercera, Ultimas Noticias, La Segunda, Canal 13, etc. Véase Patricio Tupper, Allende, la cible des médias chiliens et de la CIA (1970-1973), Editions de l’Amandier, París, 2003.
(7) Ignacio Ramonet, “Mentiras de Estado”, Le Monde diplomatique, edición española, julio de 2003.
(8) Armand Mattelart, «La clave del nuevo orden internacional”, Le Monde diplomatique, edición española, agosto de 2003.
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domingo, 2 de diciembre de 2012

cup y elecciones catalanas

http://larevueltadelasneuronas.com/?blogsub=confirming#blog_subscription-2

ELECCIONES CATALANAS- PROF. V. NAVARRO

http://www.vnavarro.org/?p=8169

ANALISIS DEL PROF. VICENÇ NAVARRO SOBRE ELECCIONES CATALANAS

CINE Y JUSTICIA

Las dos caras de la verdad

- El primer día en la Facultad de Derecho el profesor nos dijo dos cosas: "De hoy en adelante cuando sus madres digan que les quieren pidan una segunda opinión". 

- ¿Y la segunda? 

- Si quieren justícia vayan a una casa de putas, si quieren que les jodan vayan a los tribunales.

DECRECIMIENTO

http://www.decrecimiento.info/

INDULTOS

http://politica.elpais.com/politica/2012/12/01/actualidad/1354397663_879441.html

CINE Y CAPITALISMO

http://www.publico.es/culturas/446621/la-codicia-funciona

domingo, 4 de noviembre de 2012

elecciones vascas y valor del voto

http://www.interior.ejgv.euskadi.net/r42-440/es/contenidos/nota_prensa/12_elecciones_1/es_elec_1/elecciones_1.html



                                     Elector@s                                    Representantes.-


BIZCAIA                          949.704                                       25 ----
ARABA                            250.708                                       25----
GIPUZCOA                      575.338                                       25----


TOTAL PAIS VASCO ------  1.775.750 ELECTOR@S     75 REPRESENTANTES.-

DIEZ TEXTOS SOBRE GOBERNANZA

http://www.inap.org.mx/portal/images/RAP/la%20gobernanza%20hoy.pdf

jueves, 26 de abril de 2012

ENSEÑANZA Y RECORTES

Comentario sobre las medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo

Diario La Ley, Nº 7846, Sección Actualidad Legislativa Comentada, 26 Abr. 2012, Año XXXIII, Editorial LA LEY
LA LEY 3904/2012
  • El RDL 14/2012, de 20 de abril, adopta medidas urgentes que afectan a todos los niveles educativos, universitarios y no universitarios, siendo unas de carácter excepcional y otras de carácter estructural

Normativa aplicada
Ir a Norma RDL 14/2012 de 20 Abr. (medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo)
Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo.
(B.O.E. de 21 de abril de 2012)
Ámbito material de la norma:
Dado que la actual coyuntura económica hace necesario mejorar la eficiencia de las Administraciones Públicas en el uso de los recursos públicos, se adoptan medidas urgentes para racionalizar el gasto público en el ámbito de la educación. Dichas medidas afectan a todos los niveles educativos, universitarios y no universitarios, siendo unas de carácter excepcional y otras de carácter estructural.
- En el ámbito de las enseñanzas no universitarias, se fija con carácter mínimo el horario lectivo que deberá impartir el profesorado en los centros docentes públicos; se posibilita un grado razonable de flexibilidad en el número de alumnos por aula, en tanto subsistan en la normativa básica en materia de oferta de empleo público las medidas limitativas de incorporación de personal de nuevo ingreso; se vincula el nombramiento de personal interino y sustituto a ausencias de duración superior a los diez días, debiendo cubrirse las cortas con los recursos ordinarios del propio centro docente; se aplaza la aplicación de todas las disposiciones contempladas en el Real Decreto 1147/2011, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación general de la formación profesional del sistema educativo, a excepción de la disposición adicional séptima, al curso 2014-2015; y se elimina la exigencia de ofertar al menos dos modalidades de Bachillerato en cada centro docente.
- En el ámbito de la enseñanza universitaria, se determina la actividad docente a desarrollar por el personal docente e investigador de las Universidades, que se gradúa en atención a la intensidad y excelencia de su actividad investigadora; se prevé la racionalización del mapa universitario y de la oferta de titulaciones, de acuerdo con los requisitos mínimos que se fijen reglamentariamente, y se facilita la cooperación interuniversitaria para la impartición conjunta de titulaciones; se adecua el régimen económico y financiero de las Universidades públicas al principio de estabilidad presupuestaria; se fijan umbrales en los precios públicos para aproximar gradualmente su cuantía a los costes de prestación del servicio, tomando en consideración el esfuerzo académico; y se somete expresamente la incorporación de personal de nuevo ingreso a la normativa básica en materia de oferta de empleo público.
Estructura:
El presente Real Decreto-ley consta de 7 artículos, distribuidos en dos Títulos, una Disposición Derogatoria y cuatro Disposiciones Finales.
- Se ocupa el TÍTULO I de la educación no universitaria. Establece los ratios de alumnos por aula, fija el horario lectivo, regula la sustitución de profesores e incluye la implantación de enseñanzas de formación profesional
- Por su parte, el TÍTULO II contiene las disposiciones relativas a la enseñanza universitaria. Recoge las modificaciones introducidas en la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, y detalla la financiación de las becas y ayudas al estudio.
Conexiones Normativas:
- En la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, se añade un nuevo párrafo 2 al artículo 7 y se modifica el apartado 2 del artículo 8, el artículo 30 bis, el artículo 68, y el apartado 2, el párrafo primero del apartado b) del apartado 3, el párrafo segundo del apartado 4 y el apartado 5 del artículo 81.
- Con efectos para los períodos impositivos que se inicien dentro de los años 2012 y 2013, se modifica el artículo 1. Primero. Cuatro del Real Decreto-ley 12/2012, de 30 de marzo, por el que se introducen diversas medidas tributarias y administrativas dirigidas a la reducción del déficit público.
- Con efectos a partir de la entrada en vigor del Real Decreto-ley 12/2012, de 30 de marzo, por el que se introducen diversas medidas tributarias y administrativas dirigidas a la reducción del déficit público, se modifican los apartados 1 y 2 de la disposición adicional decimoquinta del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, aprobado por el Real Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo.
- Quedan derogados los apartados 3 y 4 del artículo 13 del Real Decreto 132/2010, de 12 de febrero, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que impartan las enseñanzas del segundo ciclo de la educación infantil, la educación primaria y la educación secundaria.
Vigencia:
Entrada en vigor el 22 de abril de 2012, al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado.

jueves, 22 de marzo de 2012

DEMOCRACIA Y REVERSIONES - JUAN PRATS

Revista Gobernanza

Demócratas y democratizaciones


Autor: Joan Prats
Últimamente, tras las llamadas tercera y cuarta olas democratizadoras, la palabra democracia se aplica a realidades políticas tan diferentes que resulta cada vez más difícil saber de qué se está hablando. ¿Los procesos electorales de Afganistán o Irak son democratizaciones? ¿Está caminando la República Popular China hacia un proceso democratizador por un vía institucional propia y distinta a la seguida por las democracias occidentales? ¿Es la Nicaragua actual una democracia? ¿Son demócratas quienes compiten en las elecciones practicando el clientelismo, mercantilizando la política, patrimonializando el Estado o gobernando arbitraria y corruptamente?
Estas dificultades han intentado salvarse recurriendo a la "calidad" de la democracia. Lo que importa -se dice- no es tanto la democracia como su calidad. Hay democracias y demócratas de primera, segunda y tercera, por lo menos. Los politólogos han detectado más de quinientos usos diferentes del término y muchos de ellos hablan de pseudo-democracias, semidemocracias, democracias delegativas, poliarquías, democracias liberales, democracias participativas y un larguísimo etc. Pero ¿cómo se mide y evalúa la calidad de una democracia?
Los intentos y propuestas de medición de la democracia no han sido pocos desde que hace aproximadamente diez años se levantó la veda para que la cooperación internacional abarcara el hasta entonces inexplorado campo del apoyo a los procesos de democratización. La pregunta inicial fue ¿cuán democrático es un país comparado con los otros? ¿Están avanzando o retrocediendo sus indicadores de democratización? ¿Quién está realizando el mayor esfuerzo democrático y mereciendo mayor apoyo de la cooperación? Pero hoy la comunidad de profesionales especializados en la cooperación a la democracia ya no está encontrando de mucha utilidad las mediciones con tanto esfuerzo realizadas. Esto se debe a que:
Las mediciones de la democracia están basadas en un concepto específico de democracia (normalmente las democracias electorales o procedimental es, las "poliarquías" o las democracias liberales) que no se corresponde con el proceso democratizador que están viviendo muchos países. En otras palabras, las democratizaciones en curso en el mundo no tienen por qué seguir, ni es aconsejable que sigan, la senda de democratización los países noroccidentales.
Las mediciones de la democracia no dicen nada de los obstáculos, del compromiso democratizador ni de las vías de democratización existentes en un país específico. No dicen nada de las estructuras socioeconómicas, del mapa de actores estratégicos, de los conflictos, ni de las instituciones políticas informales.
Los indicadores de democracia, incorrectamente interpretados, pueden dar lugar a una asignación inapropiada de los recursos de cooperación, pues pueden valorar más positivamente las democratizaciones que mejor responden al modelo de los donantes e ignorar otras -quizás más apropiadas y creativas- que les resultan ajenas. '
En realidad lo que necesitamos es prestar más atención a la historia de los países en democratización y a la forma de su inserción internacional. Necesitamos análisis en profundidad de la calidad de las democracias, lo que no puede hacerse sin considerar lo específico y singular de cada proceso y momento democratizador. Necesitamos una mejor comprensión de las prácticas tradicionales de mediación entre los ciudadanos y el Estado, que a veces contrastan fuertemente con las tradiciones occidentales más individualistas, pero que no son necesariamente contrarias al avance democratizador.
Hace unos cinco años, International IDEA, un organismo intergubernamental independiente con sede en Estocolmo, creado como emprendimiento de los gobiernos nórdicos europeos y operante a nivel mundial, hacía un balance de las lecciones aprendidas en 10 años de esfuerzos de cooperación a la democracia, no vinculados a la promoción de los intereses y conceptos de ningún grupo de países. Destacamos:
Es necesario tomar en cuenta las estructuras socioeconómicas en que la democratización se produce. No hay que caer de nuevo en la teoría de la modernización y hay que mantener firmemente el derecho a la democracia en cualquier situación socioeconómica. Pero las estrategias de democratización serían ciegas si no consideraran estas situaciones. La pobreza y la desigualdad tienden a convertir el voto del pobre en la venta de un activo y en consecuencia a degradar en clientelismo las instituciones electorales. La libertad humana es mucho más que las libertades políticas y la admonición de Hayek sigue teniendo sentido: concediendo derechos políticos a un esclavo no lo convertimos en un ser libre. Los politólogos nos recuerdan, por ejemplo, cuán difícil resulta institucionalizar partidos políticos en contextos de pobreza, desigualdad y mercados fragmentados.
La democratización, a nivel meramente interno, no tiene pleno sentido en tiempos de globalización. Existe un desequilibrio entre el ritmo de la globalización y la capacidad para regularla, de lo que se derivan muchas asimetrías. La democratización requiere hoy poner énfasis en la distribución equitativa de los beneficios en una economía crecientemente abierta, con acciones que promuevan la participación democrática de todos los países y pueblos en el gobierno de las relaciones internacionales. En nuestro tiempo la construcción de la democracia en un país es inseparable de la democratización de la gobernanza global. Uno de los méritos de la democracia es proporcionar un sentimiento razonable de que las cosas están bajo control de la gente. Pero la globalización en su forma actual está poniendo las cosas fuera de control y generando frustración y resentimiento, especialmente entre los que se sienten más vulnerables o dañados por su injusta dinámica.
Mejorar la calidad de la democracia implica ir cambiando las instituciones políticas tanto a nivel formal como informal. Pero el cambio de la informalidad exige cambiar no sólo regímenes sino actitudes, competencias, mentalidades y valores. Todo esto significa conflicto. Ni hay dinámica ni aprendizaje social sin conflicto. Pero el conflicto violento es lo opuesto a la democracia. Cuanto más conflicto es capaz de canalizar institucionalmente, mayor es la calidad de una democracia. Pero cuando las instituciones democráticas formales son insuficientemente representativas e incapaces de agregar los diversos intereses sociales, hay que apoyar los procesos de democratización mediante la formación de arenas políticas en las que los actores en conflicto puedan reconocerse y llegar a acuerdos.
Las democracias nunca acaban de consolidarse, siempre están en riesgo, en cada momento tienen que responder a desafíos específicos, son un viaje permanente y no un puerto de llegada prefigurado institucionalmente. El precio de la libertad -decían los antiguos republicanos- es la vigilancia permanente, o sea, la ciudadanía activa como diríamos hoy.
Pero si la democracia no tiene una senda institucional única ¿cómo distinguiremos y reconoceremos los verdaderos procesos de democratización? ¿cuál es el valor final desde el que analizar normativamente la democracia? Les propongo reflexionar sobre la propuesta axiomática siguiente: el pilar normativo último que soporta la construcción democrática ha de ser el valor igual de la vida humana, la consideración de todo ser humano como un fin en sí mismo, libremente autodeterminado sin que resulte moralmente admisible el que sea instrumentalizado por ningún otro ser humano. De este axioma se deduciría, necesariamente, un derecho humano universal a la participación política en condiciones de igualdad, pues estando nuestra libertad limitada por las instituciones de la vida en común -fuera de las cuales somos la peor de las bestias como recordaba Aristóteles- la definición y reforma de esas instituciones -la política- debe ser hecho entre todos y en condiciones de igualdad.
El concepto de democracia que les propongo es exigente, es republicano, no es el del liberalismo político. No basta con crear unas instituciones que nos garanticen la unidad, la libertad y la diversidad. Es necesario que en la creación de las instituciones y políticas que condicionan nuestra vida en libertad, podamos participar en condiciones básicamente iguales. Ello significa que la construcción de la institucionalidad democrática no puede separarse de la superación de la pobreza y de la desigualdad, es decir, de la construcción progresiva de capacidades humanas básicas iguales.


Medio siglo de democratizaciones y reversiones democráticas
Lecciones aprendidas

Entre 1960 Y 2004 el mundo registró 123 episodios de democratización en 88 países. De ellos han sobrevivido en democracia 67 y han sido derrocados 56. Las tasas de reversión democrática han variado mucho por regiones mundiales. En América Latina tuvieron lugar 17 episodios de democratización de los que fueron revertidos 9 (un 35%). (Datos de Polity IV). Puede decirse que la mitad de las jóvenes democracias del mundo están luchando por consolidar sus instituciones. ¿Cuál es el fantasma que amenazante las recorre? ¿Dónde se encuentran las raíces de su debilidad?
Sigamos con los datos a nivel mundial. De los 56 casos de reversión democrática, la duración media de las democratizaciones fue de 6 años. Casi el 68% de las democratizaciones revertidas lo fueron durante los 5 primeros años y casi el 84% durante los primeros diez. De las democracias revertidas muchas emprendieron segundos y terceros procesos de democratización. Los segundos procesos emprendidos se mantuvieron en un 47% y los terceros en un 64%.
Las tasas de sostenibilidad y reversión democrática oscilan mucho por regiones y por tiempos. A nivel mundial de las 26 democratizaciones producidas en los años 60 sólo se mantuvieron el 11'5%; de las 20 producidas en los 70 se mantuvieron e130%; de las 17 de los 80, el 76'5%, Y de las 52 de los 90, el 72'5%. En América Latina se produjeron 26 episodios democratizadores (6 en los 60,3 en los 70, 11 en los 80 y 5 en los 90) de los cuales se han mantenido 17 y revertido 9.
¿Cuáles son las variables de orden económico, social y político que correlacionan con la mayor propensión al mantenimiento o a la reversibilidad de las democratizaciones?
Los países que han mantenido sus procesos democráticos son en general más ricos -o si se quiere menos pobres- con un renta media de 2.618 $ (en dólares de 2006). Los países donde se han revertido los procesos democráticos tienen una renta media mucho menor: 866 $. Pero otros datos sugieren que el crecimiento económico no es razón suficiente para la sostenibilidad democrática.
La desigualdad ha sido mucho mayor en los países donde se ha revertido que en los que se ha sostenido la democracia. Igualmente las tasas promedias de población viviendo con menos de un dólar día eran del 40% en los primeros y del 20% en los segundos. La tasa de mortalidad infantil era el doble en los países que han revertido la democracia que en los que la han sostenido. Estos datos sugieren que las desigualdades severas en ingresos, activos u oportunidades importan a la hora de explicar la supervivencia o reversión de los procesos democráticos.
Hay otras divisiones no económicas que parecen importar como es el caso de la fragmentación etno-lingüística de una sociedad (Alesina). Los datos muestran que en los países con una fragmentación etno-lingüística superior a la media las reversiones democráticas alcanzaron un 51 % mientras que en los que este índice se situaba por debajo de la media la reversión alcanzó el 38%.
La renta per cápita, la pobreza, la desigualdad, la mortalidad infantil o la fragmentación etno-lingüística influencian en la probabilidad de mantenimiento o reversión de los episodios democráticos. Influencian pero no determinan. Hay países con condiciones iniciales muy desfavorables (Mozambique, Malawi, Ecuador, Bolivia) en los que la democracia se ha mantenido, al menos por el momento. Estos datos sacuden el saber convencional según el cual las democracias entran en riesgo cuando el desempeño económico es pobre. No fue así en la Europa del Este cuyos países a principios de los 90 sufrieron un colapso económico comparable al de los años 30. La democracia fracasó en Tailandia a pesar de su fuerte crecimiento entre 2000 y 2005. Hoy la democracia se encuentra en riesgo en Venezuela, Georgia, Rusia o Bolivia, a pesar de su crecimiento basado en todos los casos en la exportación de recursos naturales.
En conclusión, el bajo crecimiento económico por sí sólo no es un signo claro de amenaza democrática. Del mismo modo, el alto crecimiento por sí sólo tampoco es ninguna garantía contra la reversión democrática.
Lo mismo sucede con las reformas económicas. Ha habido un gran debate sobre si las democracias podían resistir las terapias de choque o exigían mayor gradualidad reformista. Pero lo que parece más significativo no es el ritmo sino si los efectos beneficiosos de la reforma son ampliamente compartidos por las poblaciones. Hay que mirar más allá de las variables económicas.
Considerando variables políticas, los datos también desmienten que los regímenes parlamentarios sean más propensos a la estabilidad democrática que los presidencialistas (la tasa de reversión es del 36% para los presidencialistas y del 50% para los parlamentarios, siendo el resto no clasificable en estas categorías). La preferencia de los politólogos por el régimen parlamentario se debe a que suponen que protegerá mejor de los riesgos de abuso por el Poder Ejecutivo.
En cambio, si miramos el grado o nivel de constricciones institucionales efectivas del Poder Ejecutivo (eficacia de la oposición política, poder judicial independiente, Tribunal Constitucional efectivo, poderes territoriales autónomos, transparencia, rendición de cuentas...), los datos resultan reveladores, independientemente de que se trate de un régimen presidencialista o parlamentario:
Cuando las constricciones institucionales sobre el Ejecutivo son débiles, la democracia es revertida un 70% de las veces. Cuando las constricciones institucionales son fuertes el porcentaje se reduce a 40%. Analizar los equilibrios de poder que se instalan en los procesos democratizadores resulta, pues, más apropiado que considerar el presidencialismo o parlamentarismo del sistema. (Kapstein y Converse).
Una primera lección que se desprende de estos datos es que no hay círculo virtuoso entre crecimiento económico y democratización. Es necesario atender a la calidad de las instituciones políticas y económicas, formales e informales, vigentes en cada país, más allá del crecimiento y de la institucionalidad democrática y económica formal yeso inevitablemente nos llevará a considerar sus estructuras socio-económicas, su sistema de frenos y contrapesos y sus equilibrios distributivos.
Una segunda lección es que hay que prestar mucha más atención al tipo o calidad de crecimiento, es decir, a la medida en que los ingresos, los activos y las oportunidades están distribuidos. Al fin y al cabo, la redistribución es el espejo económico que refleja el sistema político efectivo de un país. El objetivo democrático y económico debiera ser el mismo: diluir la concentración del poder.
Tercera lección, para los programas de cooperación a la democracia: el apoyo prestado a los regímenes que han promovido reformas neoliberales a expensas del desarrollo institucional (los Menem, Salinas de Gortari, Sánchez de Lozada o Boris Yeltsin) no estaba bien fundado. El apoyo a las democratizaciones no puede hacerse sólo ni principalmente a través de programas de promoción de la democracia. Un apoyo efectivo y sincero a la democracia pasa por una batería de políticas cuyo propósito común de fondo ha de ser la distribución del poder económico y político a la vez que el aumento de las oportunidades vitales para todos los ciudadanos.
La democracia es la lucha incesante por conseguir la participación política igual y libre de todos los ciudadanos en las diversas y cambiantes condiciones sociales, económicas y culturales. Por eso no es un punto de llegada. No hay consolidación democrática. Siempre hay oportunidades y amenazas democráticas. Sin libertad la igualdad es tiranía. Sin igualdad, la libertad de participación es falsedad porque falta la autonomía personal. Cuando falta la libertad-autonomía de la persona no hay democracia verdadera. La responsabilidad de los demócratas es a la vez combatir la concentración del poder y crear las condiciones sociales, económicas e institucionales de la participación igual y libre.

viernes, 16 de marzo de 2012

CAPITALISMO - ¿IDEOLOGIA?

Posted: 16 Mar 2012 03:46 AM PDT
Jordi Muixí El País 16.3.2012
De lo mucho que se ha hablado hasta ahora de la crisis económica hay dos aspectos que resultan sorprendentes: el tratamiento de la economía como una ciencia pura que no admite discrepancias y su carácter aséptico, desvinculado de cualquier ideología.
Parece como si todo lo que nos está pasando sea irremediable, que nadie sea responsable de nada, que nadie sea dueño de su vida y que todos aceptamos resignadamente las consecuencias deshumanizadoras de una enfermedad que nos destruye como personas y como sociedad y que no somos capaces ni de reconocer.
Se intentan obviar las raíces ideológicas de todo lo que nos sucede, cuando no parece absurdo situar el origen de la crisis actual en los mandatos de Reagan y Thatcher y su acentuación tras la caída del muro de Berlín. Mucha gente celebró el colapso del comunismo, incluyendo buena parte de sus partidarios, decepcionados por la deriva totalitaria del sistema.
Entonces hubo un cierto consenso en la creencia de que el único sistema económico mundial viable era la economía de mercado que, mediante unas reglas establecidas, debía conciliar libertad individual y justicia social, libre competencia e igualdad de oportunidades.
Pero pronto alguien se aventuró a anunciar que se había acabado la Historia y se extendió la idea de que también se habían acabado las ideologías. Progresivamente, el espacio hegemónico que hasta entonces habían ocupado las ideologías lo ocupó el dinero, nunca reconocido como ideología. La exhibición del dinero pasó a ser uno de los principales reclamos mediáticos y sociales, la principal forma “de ser alguien”.
Llegados a este punto se puede considerar que la raíz de nuestra situación actual obedece a una ideología de una sola idea, la del dinero. No es el capitalismo regulado, sino la forma más salvaje de capitalismo despojado de cualquier aspiración moral que solo responde a los intereses de lo que podríamos denominar como la EDE, la Extrema Derecha Económica. Extrema, por su darwinismo social. Derecha, porque su referente es el dinero. Económica, porque se estructura en base a un mundo solo económico donde impera la anomia social y donde no importan la degradación humana y ecológica.
A diferencia de la exuberante Extrema Derecha Política que conocimos en el siglo pasado, la EDE del siglo XXI tiene un eje determinante: la opacidad. Desde el anonimato, a través de un sujeto colectivo impersonal —los mercados— ha ido marginando la economía productiva en beneficio de la economía especulativa, dejando a millones de personas sin trabajo por el camino y tentando a empresas responsables a buscar salidas irregulares.
El circuito de esa EDE parece especialmente perverso: eliminación de regulaciones sociales, disminución de impuestos a la gente con mayores recursos, bendición de los paraísos fiscales, la corrupción y el fraude fiscal, rechazo de todo espacio público y desprestigio de la política. Desde Reagan a Clinton, desde Schröder a Merkel, desde Blair a Cameron o desde Aznar a Zapatero, todos parecen haberse arrodillado ante las exigencias de los mercados. En nombre del crecimiento ilimitado, dieron su apoyo incondicional a la economía especulativa desprestigiando la propia política y olvidando qué tipo de sociedad y qué tipo de progreso estaban potenciando.
Y aquí estamos, en un mundo narcotizado por el imperio de la codicia. Recordando a Erich Fromm, la cultura del tener desprecia los valores del ser. Así la EDE se encarga de recordar a quien fomente cualquier otro valor que no sea el del dinero (esfuerzo, responsabilidad, honestidad, cultura) que eso de los valores éticos (solidaridad, generosidad, sensibilidad, empatía) es cosa de ingenuos. ¿Esa es la sociedad que queremos?
La gran fuerza de esa EDE estriba en su convicción de que todos somos rehenes (con síndrome de Estocolmo) de la cultura hegemónica del dinero a la que hemos ayudado a contribuir con nuestras acciones o silencios. La EDE es consciente que con la adoración a la cultura del dinero abríamos la puerta al individualismo más feroz y al consumismo más voraz. Detrás de esa puerta se escondían impagos, frustraciones, depresiones, insolidaridad, vacío personal y, sobre todo, mucho miedo (hipotecas, desempleo, inseguridad). Y el miedo provoca parálisis personal y desmovilización social.
Estamos ante una encrucijada esencial. Ahora más que nunca hemos de tener coraje para mirarnos al espejo y ver qué estamos dispuestos a hacer, como sociedad y como personas. Nos necesitamos todos y necesitamos lo mejor de la política. Si reconocemos el origen ideológico de la crisis, podremos analizar ideológicamente las salidas y debatirlas políticamente. ¿Acaso no fue ideológico permitir al mundo financiero la brutal irresponsabilidad de las hipotecas basura que ha originado esta crisis mundial? ¿Y las soluciones posteriores a Lehman Brothers? ¿No actúan ideológicamente las agencias de calificación y los tecnócratas?
Albert Camus nos alertó de que la peste se propaga a través de lo más oscuro del ser humano. Hace algunos años, en un aeropuerto extranjero, me topé con una inmensa pared en la que solo había un diminuto anuncio publicitario. Se veía la imagen de una tarjeta de crédito y debajo se leía: “Todo lo demás es exceso de equipaje”. Si esa Extrema Derecha Económica consigue que nuestro exceso de equipaje sean los sentimientos, la relación con los demás, la exigencia de dar un sentido a nuestras vidas y reivindicar una sociedad más justa para nuestros hijos, es posible que la peste esté cerca. Entonces cabría preguntarnos por el motivo del propio viaje y hacia dónde nos dirigimos realmente.
Jordi Muixí es periodista.

Posted: 16 Mar 2012 03:38 AM PDT
A estas alturas muchos seres humanos ya sabemos que estamos sometidos y esclavizados, por la dictadura del dinero, el fraude secreto del discurso de los dirigentes y élites privilegiadas, estando acorralados por un puñado de cisnes negros.
Nuestro tiempo presente es demasiado breve como para desperdiciarlo y vivir al ritmo que marcan los Cisnes Negros.  En cualquier asunto que tratemos, por grande y complejo que sea, muy pocas cuestiones son esenciales, algunas pocas más son importantes y, la inmensa mayoría son irrelevantes. montejb Sin duda hay, multitud de acciones latentes y desconocidas que podemos iniciar en organizar y decidir actuar emprender, tanto individual como en grupos. La situación de emergencia lo requiere, además de por cuanto están decidiendo y actuando quienes están en posición de dominio en perjuicio del bien común.
Entrevista a Nassim Nicholas Taleb sobre “El cisne negro”
El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb
En su última Edición de noviembre 2011 revisada y ampliada, el profesor Taleb incluye los agradecimientos de la primera edición del 2008. A Benoit Mandelbrost, Rolf Dobelli y otros amigos da las gracias, previo asegurar que se ha divertido mucho escribiendo el libro, deseando que a los lectores les ocurra con la lectura de “El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable”,  editado por la Editorial Paidós Ibérica, pueden comprarlo entre 18 y 20 €, o compartirlo en PDF en el link al final. Esta obra es la segunda  traducida al castellano del profesor libanés-americano, ensayista de éxito y ex-operador bursátil Nassim Nicholas Taleb, que se define a sí mismo como “empirista escéptico” es uno de esos pocos libros que una vez leídos te sientes en la obligación moral de recomendarlos vivamente, amén de sugerir una profunda reflexión sobre muchos de los supuestos filosófico-matemáticos aplicados a la economía, a la concepción del riesgo y a la gestión de la incertidumbre. Si en los 80′s “La Meta” de Eliyahu M. Goldratt removió nuestras viejas y anticuadas concepciones sobre la gestión y en los 90′s “La Quinta Disciplina” de Peter M. Senge, nos hizo reflexionar sobre la necesidad de adoptar el pensamiento sistémico para afrontar los desafíos crecientes de un mundo complejo, en la presente década la obra de Nassim N. Taleb, vendrá a significar lo que Goldratt y Senge representaron en el mismo ámbito en el que plantea sus reflexiones el profesor Taleb: descubrir los errores en los procesos de razonamiento cuando los humanos nos enfrentamos frente a la complejidad, la incertidumbre y la aleatoriedad.
Son varios los ejemplos, conceptos y reflexiones que nos muestra el profesor Taleb en esta obra, en la que profundiza lo avanzado en la anterior, “¿Existe la suerte?: engañados por el azar” siendo su punto de arranque el problema de la inducción ejemplificado gráficamente en el caso del“pavo de Russell”, (en honor a Bertrand Russell, otro autor de mi preferencia, que fue quien expuso por primera vez el ejemplo, retomando el problema de la inducción que inició David Hume, si bien el maestro Russell utilizó la misma metáfora pero con un pollo), que comprobó que todas las mañanas le daban de comer y tras varios meses de observaciones iba a concluir una ley universal, (“estos humanos tan amables me deben querer mucho, todos los días me dan de comer”), cuando con la llegada del día de Acción de Gracias al pavo le ocurrió algo inesperado, (para el pavo, no para los amables humanos). Pues bien, nuestra manera de pensar no es muy diferente de la del “pavo de Russell”. Gran parte de la matemática estadística, el cálculo de riesgos y las distribuciones de probabilidad están atravesadas por esta manera de pensar: a mayor frecuencia de ocurrencia de un hecho menor sensibilidad frente a lo inesperado. De ahí la metáfora del cisne negro que Taleb toma de David Hume, (empirismo) y de Karl Popper (falsacionismo): si nos pasamos toda la vida en el hemisferio norte pensaremos que todos los cisnes son blancos, sin embargo en Australia existen cisnes negros (cygnus atratus) [1]. Y es que un cisne negro nos parece algo imposible debido a nuestra reducida experiencia: un suceso altamente improbable [2].
¿Qué es entonces un “cisne negro” según Taleb?. El profesor Taleb lo define como un hecho fortuito que satisface estas tres propiedades: gran repercusión, probabilidades imposibles de calcular y efecto sorpresa. En primer lugar, su incidencia produce un efecto desproporcionadamente grande. En segundo lugar, tiene una pequeña probabilidad pero imposible de calcular en base a la información disponible antes de ser percibido el hecho. En tercer lugar, una propiedad nociva del “cisne negro” es su efecto sorpresa: en un momento dado de la observación no hay ningún elemento convincente que indique que el evento vaya a ser más probable. Desde luego, estas propiedades no son ajenas a las crisis financieras que vivió el autor cuando se ganaba la vida como operador bursátil.
A partir de este punto el profesor Taleb nos hace un recorrido por todos y cada uno de los diferentes errores del razonamiento humano cuando se encuentra frente a los “cisnes negros” o sucesos improbables. No los voy a exponer todos pero sí algunos de los que considero más importantes, como por ejemplo la distorsión retrospectiva, algo para lo que los economistas e historiadores padecen bien dotados cuando explican las causas de una crisis económica o una guerra mundial, pero son incapaces de anticiparla: los humanos somos muy buenos a la hora de predecir los sucesos de modo retroactivo. Para Taleb, esta distorsión consiste en un sesgo que nos empuja a sobreestimar el valor de las explicaciones racionales de los datos a la vez que subestimamos la importancia de la aleatoriedad inexplicable en los datos. Para el profesor Taleb existe una base genética y filosófica para entender lo mal preparados que estamos los humanos cuando nos enfrentamos a la incertidumbre y la aleatoriedad. Según Taleb, la evolución no favoreció un tipo de pensamiento complejo y probabilístico, antes al contrario somos muy rápidos en adoptar decisiones instantáneas apoyados en una mínima cantidad de datos o en teorías superficiales y carentes de solidez, tal vez (sugiere un divertido Taleb), porque quienes divisaban un león y echaban a correr por presuponer que todos los animales salvajes siempre comen seres humanos tenían más probabilidades de sobrevivir que quienes preferían poner a prueba tal hipótesis de manera experimental. Claro que hay leones de talante amistoso (como hay cisnes negros), pero es preferible ser prudente y cauteloso de antemano que sufrir más tarde las consecuencias (problema de la inducción). Además, para Taleb existe un problema filosófico fundamental: la platonicidad o “falacia platónica”. Somos hijos de la escuela platónica que nos animó a preferir la teoría estructurada, ordinaria y comprensible a la desordenada y compleja realidad; por otra parte, nos inclina asimismo a seleccionar únicamente los hechos que encajan en nuestras teorías (falacia de las pruebas silenciosas) o cuando los hechos han tenido lugar, nos creamos historias post-hoc para que el hecho parezca tener una causa (falacia narrativa).
En mi opinión uno de los argumentos más interesantes del profesor Taleb es el que hace referencia al problema de la circularidad de la estadística y el daño colateral que provoca ladistribución normal o de Gauss (por el nombre del matemático alemán Carl Friedrich Gauss): necesitamos datos para descubrir la distribución de probabilidad. ¿Cómo sabemos si contamos con los suficientes?. Por la distribución de probabilidad. Si es gaussiana, bastarán unos pocos. ¿Cómo se sabe que es gaussiana?. Por los datos. Por eso necesitamos que los datos nos digan qué distribución de la probabilidad debemos asumir, y que una distribución de la probabilidad nos diga cuántos datos necesitamos. Esta circularidad causa graves problemas en la regresión, más acuciantes cuando se aplica sin discriminación la distribución gaussiana a todo lo que se mueve. En este punto es cuando el profesor Taleb nos anima con ejemplos donde es apropiado aplicar la distribución normal y donde no:Mediocristán y Extremistán. Imaginemos que tenemos en un estadio de futbol 1.000 personas elegidas al azar reunidas dentro. Si añadimos a ellas la persona más alta del mundo ¿cambiará mucho la media de altura de las 1.001 personas reunidas?. No, no variará apenas. Bienvenidos a Mediocristán, cuyas matemáticas son el álgebra de la estadística clásica y la teoría de la probabilidad. En ese mundo las distribuciones son normales, con curvas en forma de la famosa campana de Gauss. Las variaciones individuales no varían mucho el promedio. Ahora cojamos esas mismas 1.000 personas y hagamos que entre en el estadio Bill Gates, supuestamente el hombre más rico del mundo. ¿Cambiará mucho la media de riqueza de los allí reunidos? Sí, cambiará de una forma brutal al entrar Bill con sus más de 50.000 millones de dólares de patrimonio. Bienvenidos a Extremistán, cuyas matemáticas son mucho menos ortodoxas como, por ejemplo, la geometría fractal descubierta por el matemático estadounidense de origen polaco-lituano Benoît Mandelbrot. Las distribuciones siguen una ley de potencia como la de Zipf o la de Pareto o, más recientemente, la “Long Tail” de Chris Anderson a la que hemos dedicado una entrada en el blog. Por supuesto no hace falta decir que los cisnes negros son propios de Extremistán.
En su experiencia como operador de bolsa Taleb considera que los mercados financieros minusvaloran la probabilidad de los cisnes negros pues los métodos generalmente aplicados por los operadores financieros son los propios de Mediocristán. Es ahí donde Taleb apunta que se pueden obtener ganancias apostando a que tales sucesos extraños tan impactantes de hecho sucederán con mucha mayor frecuencia. No necesito entender de derivados financieros, de hecho quienes operan con ellos no tienen ni idea, pues todo lo dejan a sofisticadas herramientas informáticas, pero puedo alcanzar a comprender que si la mayoría de operadores trabajan con los mismos métodos y comparten las mismas concepciones de cómo operan los mercados (según el paradigma de Mediocristán), es lógico pensar que si alguien se atreve utilizar otros métodos y concepciones muy distintas (según el paradigma de Extremistán) es posible que se puedan obtener ganancias importantes (rendimientos escalables) como los que apunta Taleb mediante la compra de opciones “deep out-of-the-money”, que son muy baratas, que ocasionan pocas pérdidas pero muchas veces, aunque pueden proporcionar un retorno espectacular si los mercados se vuelven locos (cosa que al parecer está ocurriendo mucho más a menudo de lo que cabría esperar según el paradigma de Mediocristán).
Un apartado importante en esta obra es la fundamentada crítica hacia los modelos de gestión de riesgos que se usan actualmente, y que han hecho ganar a algunos académicos su Nobel de Economía (Taleb cita expresamente a Robert C. Merton y Myron S. Scholes, promotores del fiasco del LCTM) que excluyen precisamente los eventos raros que aparecen de vez en cuando en Extremistán y cuyos efectos económicos pueden ser muy importantes. Estos académicos y muchos analistas cuantitativos tranquilizan a los ejecutivos de las empresas, los reguladores y los inversores con una ilusoria sensación de seguridad que no tiene para nada en cuenta la aparición ocasional de cisnes negros que pueden dejar arruinados a más de uno. Para Taleb esta “falacia de la regresión estadística” que consiste en creer que la probabilidad de futuros eventos es predecible examinando acontecimientos de eventos pasados está muy arraigada entre los actores económicos, que tampoco entienden que la aleatoriedad estructurada que encontramos en los juegos de azar (teoría de probabilidades clásica) no se parece a la aleatoriedad que encontramos en la vida real (“falacia lúdica”).
Para Taleb, siguiendo la obra de los psicólogos israelíes fundadores de la Teoría de la Prospección (antecedente de la llamada Neuroeconomía), Amos Tversky y el premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman, los seres humanos somos mucho mejores haciendo cosas que comprendiendo nuestro entorno. Pero no lo sabemos [3]. Vivimos con la ilusión del orden, creyendo que la planificación y la previsión son posibles. Nos perturba tanto lo aleatorio que creemos disciplinas que intentan dar sentido al pasado, pero en última instancia, no conseguimos entenderlo, al igual que solemos fallar prediciendo el futuro. Por razones prácticas, resulta que los seres humanos preferimos funcionar con previsiones y predicciones, aunque casi siempre se revelan equivocadas. Para Taleb, los humanos creemos que la innovación se puede planificar, sin embargo las innovaciones importantes suelen ser descubiertas por accidente (serendipidad), pero no se reconoce así cuando escribimos la historia. Las tecnologías que dominan el mundo actual (como Internet, el ordenador personal y el láser) no se utilizan en la forma prevista por los que las inventaron y una parte considerable de los descubrimientos médicos no están planificados en los proyectos de investigación oficiales sino que surgen por puro azar.
Lejos de ofrecer recetas matemáticas para calcular la probabilidad de los sucesos raros (cisnes negros) para protegernos frente a la incertidumbre, lo que nos aporta el profesor Taleb es una buena dosis de sentido común: nunca llegaremos a conocer lo desconocido ya que, por definición, es desconocido. Sin embargo, siempre podemos imaginar cómo podría afectarnos. Es decir, las probabilidades de los cisnes negros no son computables, pero sí podemos tener una idea muy clara de sus consecuencias. Esta es una idea-fuerza para lagestión de la incertidumbre: para tomar una decisión tenemos que centrarnos en las consecuencias (que podemos conocer) más que en la probabilidad. Estar preparado ante la aparición de los cisnes negros es más importante que dedicarle tiempo y esfuerzo a calcular la probabilidad de su ocurrencia. Resumiendo: para que no nos ocurra lo que al “pavo de Russell” hay que estar preparado para lo inesperado (que a diferencia de los pavos, sí podemos imaginar) pero sin preocuparnos de cuándo ocurrirá.
Por último pero no menos importante, Taleb nos recuerda las aportaciones del economista estadounidense y Premio Nobel de Economía, Robert Lucas (expectativas racionales) y en particular su famosa crítica (crítica de Lucas) a los modelos econométricos al uso en política económica. En síntesis, la crítica de Lucas viene a decir que si la gente es racional, entonces su racionalidad les haría descubrir patrones predecibles del pasado y adaptarse, de forma que la información pasada sería totalmente inútil para predecir el futuro. Es decir, al intentar modelizar sistemas económicos basados en búsqueda de patrones en series temporales, hay que tener presente que la racionalidad y capacidad de decisión de las personas que antes han tenido acceso a la información puede alterar la serie temporal posterior, haciendo desaparecer el patrón de comportamiento. En resumen, una vez detectado un patrón de comportamiento (en mercados, sistemas sociales, hábitos de consumo, etc.), la propia racionalidad y decisión colectiva de las personas cancela el patrón (generalmente anticipándose al patrón).
En mi opinión, las ideas del profesor Taleb deben ser muy tenidas en cuenta por los que nos dedicamos al oficio de comprender, modelizar e implementar sistemas humanos complejos, para incorporar a los modelos las aportaciones de pensadores como Lorenz (teoría del caos), Mandelbrot (fractales), Kahneman (teoría de la prospección), Lucas (crítica de Lucas), etc. y evitar en lo posible los sesgos propios de la matemática de Mediocristán en el diseño de modelos, y, por supuesto, todos aquellos que nos hemos atrevido a desarrollar modelos matemáticos de previsión (forecasting) para que en mayor o menor medida evitemos la presunción de fiabilidad, pues nadie conoce el futuro.
Desde un punto de vista sistémico y, aunque el autor no menciona expresamente, en las dos obras que he podido leer he percibido una cierta familiaridad con la Cibernética de segundo orden de Heinz von Foerster, pues en repetidas ocasiones Taleb utiliza la observación de segundo orden a modo de método para ejemplificar ciertos patrones de conducta de determinados personajes (operadores de bolsa como el propio Taleb) ante situaciones donde la aleatoriedad y la incertidumbre ponen a prueba estrategias y concepciones periclitadas para un mundo imprevisible. Tal vez en este punto Taleb no se atreve a ir más allá, incluyendo la idea de circularidad y autorreferencial y es donde encuentro una mayor carencia en su obra, que a modo de crítica concluyo, es decir: Taleb no incorpora a su discurso la idea de que la aleatoriedad e incertidumbre de los mercados financieros pudieran no ser ajenos a la propia conducta de los actores que luego sufren las consecuencias. El éxito de su obra es haber conseguido un certero análisis de los errores en los que incurrimos los humanos cuando nos enfrentamos a situaciones aleatorias e imprevisibles, más echo en falta una reflexión de cómo los humanos generamos esas mismas situaciones aleatorias, y en concreto en el campo de las crisis financieras.
La frase: “Mi principal afición es provocar a aquella gente que se toma demasiado en serio a sí misma y la calidad de sus conocimientos y a aquellos que no tienen las agallas para decir a veces no lo sé”.           
Como pueden observar, genio y figura. Autor y obra altamente recomendables.
[1] “De la observación de un sinnúmero de cisnes blancos no se podrá inferir que todos los cisnes son blancos, sin embargo, ver un solo cisne negro será suficiente para refutar semejante conclusión.” David Hume (1711-1776), filósofo inglés.
[2] A principios del siglo XVIII, los colonos ingleses que volvieron de Australia trajeron consigo, en las panzas de sus barcos, un cargamento de cisnes negros. Los cisnes negros son originales de la isla austral y hasta ese momento, se pensaba que todos los cisnes eran blancos, porque eran blancos todos los que se conocían. La intrahistoria de esta historia es que este hecho supuso una conmoción en la sociedad inglesa. Aunque nos pueda parecer algo ingenuo a los habitantes del siglo XXI, lo cierto es que la aparición de una especie de cisnes de un color distinto al que estaban acostumbrados a ver, supuso para los habitantes de la época una fuente de debate y de polémica.
[3] Los neurólogos saben que nuestro cerebro está programado para tener el control de todo lo que sucede. Sin embargo, lo cierto es que nuestro cerebro está literalmente a oscuras, escondido bajo la cavidad craneal, y el único contacto que tiene del exterior es a través de órganos imperfectos, bien sea la vista, el tacto, el sentido olfativo o el gusto. Y puesto que nuestro cerebro está programado para controlarlo todo y debido a lo imperfecto de las percepciones que llegan a él, elucubra lo que puede, creando modelos abstractos de la realidad, que a veces no tienen por qué coincidir con la realidad misma. En pocas palabras, la explicación podría ser que no estamos preparados fisiológicamente para los hechos imprevisibles. Y sin embargo, los hechos imprevisibles existen.
Link privado compartir:  “El cisne negro” de Nassim Nicholas Taleb

Posted: 16 Mar 2012 02:03 AM PDT
Un día más en la vida, y un día menos para seguir constatando que algo muy grave nos ocurre.
Tengo la amarga sensación de que algo se está comunicando de forma deficiente por parte de los que vamos a contracorriente voceando desmanes. Porque de lo contrario no se entiende que todo permanezca estable en la batidora social. Será que el ritmo de las cuchillas es solo ligeramente superior al de la salsa, y no percibimos que la espiral nos absorbe al fondo para triturarnos.
Puede que incluso suene a recurso lingüístico  eso de que “todo esto es un teatro”, y de que no nos estamos enterando de lo que tenemos frente a nuestros ojos. La alegoría de la caverna se queda muy corta para expresar este “ensayo sobre la ceguera“.
Pero habrá que seguir caminando, porque el desánimo no es una opción, pase lo que pase en próximas fechas.
Ayer y hoy:
Cospedal “coloca” a sus familiares (su marido ha tenido que renunciar al cargo por las presiones, pero el daño ya estaba hecho. Del hermano no se dice nada).
Si revisamos con apertura de miras lo que ocurre a diario, la inacción se hace incomprensible. Pero así es, y así deberemos asumir que se presenta esta desigual lucha.
P.B.